La edición de esta semana de Metropolis, explora la renovación y transformación en curso de un lugar emblemático de Buffalo, Silo City, el que tiene como objetivo crear ambiciosos proyectos residenciales y públicos.
Ha pasado suficiente tiempo para revisitar las infraestructuras del Rust Belt estadounidense. Ya sea Detroit, Cleveland o Buffalo, las reliquias de la prosperidad pasada y el hedonismo dorado, han encantado durante mucho tiempo a los aficionados a la arquitectura de hoy en día. Para muchos, la poética dispersión de gigantescas estructuras abandonadas en vastos paisajes urbanos, se traduce en grandiosidad escultórica e importantes visiones del pasado.
"Para la generación de mi padre, Silo City era un símbolo de fracaso y malas decisiones, sin embargo los jóvenes de hoy están asombrados por su magnificencia: sus miradas renovadas aprecian su potencial", dice Rick Smith, un lugareño de Buffalo que compró el emblemático complejo de elevadores de grano de la ciudad en 2006. Situado al borde del lago Erie, el complejo de seis partes de silos de hormigón enanos se eleva desde el suelo como torres de un paisaje distópico.
Cuando se construyó Silo City en 1906, durante el apogeo de Buffalo como puerto de grano y centro de molienda de harina de la American Malting Corporation, la ciudad prosperó hasta alcanzar una riqueza sin precedentes. La ventajosa ubicación geográfica junto a las cataratas del Niágara y al canal de Erie, contribuyó a que Buffalo se convirtiera en la primera ciudad estadounidense con electricidad generalizada, lo que impulsó la construcción de una arquitectura completamente innovadora. La construcción del American Grain Elevator de Silo City en 1906, fue el primer vertido de hormigón monolítico del país.
Sin embargo, la facilitación en St. Lawrence Seaway del transporte comercial de entrada y salida en Estados Unidos a mediados del siglo XX, provocó la caída gradual de Buffalo y de Silo City. El carisma perdurable de la estructura, se debe a su diseño grotescamente utilitario, el que cumplía la función de elevar el grano a través de silos de más de 35 m de altura. Décadas después de que se les privara de su función, las torres reflejan actualmente esta compleja historia, a la vez que atraen a flujos crecientes de visitantes.
"No me gustan los planes maestros", dice Smith para explicar la lenta evolución de su visión del complejo. El desarrollador de la tercera generación de propietarios de la empresa local de ingeniería metálica Rigidized Metal Corporation, se dedica también durante el día al rubro de la construcción. Su proyecto de revitalización comenzó hace una década con una programación cultural que ha incluido visitas guiadas, instalaciones artísticas en el interior de los silos, una serie de lecturas e incluso un restaurante. Los visitantes que han visitado con curiosidad el recinto, han abarcado desde los lugareños que asisten al festival de la Ciudad de la Noche, hasta estudiantes de arquitectura provenientes de China.
Sin embargo, la parte residencial es la siguiente y más ambiciosa de las perspectivas de Smith para su inversión. Se prevé que la primera fase, que transformará el edificio American Mill Warehouse en un complejo de 168 unidades, abra en el verano de 2022. Construido en 1906 como molino y almacén de American Malting Company, la estructura de ocho plantas está siendo revivida con un presupuesto de 65 millones de dólares y una filosofía de reutilización adaptativa que, según el arquitecto del proyecto, Peter Lang, es todavía un concepto extraño en la arquitectura estadounidense. "Nuestro enfoque del tipo 'Lincoln Log Cabin' para los sitios históricos ha impedido la reinterpretación de la arquitectura histórica", dice.
Silo City formó parte del proyecto de tesis de Lang en la Universidad de Penn State en 2007. “Durante el semestre que pasé en Europa, fui testigo de primera mano de la noción de la conservación europea por medio de la renovación consciente del tejido preexistente”, dice. El arquitecto local equilibra el pasado con las necesidades residenciales contemporáneas, manteniendo a la vista ciertos acentos industriales, como turbinas o vagones de ferrocarril, y conservando los elementos de acero, hormigón y ladrillo deteriorados. "Puedes tener una rueda colgada sobre la encimera de la cocina o un engranaje en el salón", dice Lang para ejemplificar la síntesis.
La adaptación de los silos del edificio a un nuevo programa sigue siendo un debate en curso para Smith y Lang. Si bien se utilizarán unos cuantos tubos internos de menor tamaño como artefactos, los cuarenta y ocho silos proponen un desafío con sus formas redondas y sin ventanas. La transformación de los silos de grano de Heatherwick Studio en Cape Town en el Museo Zeitz de Arte Contemporáneo de África en 2017 ha sido una inspiración, pero entre la viabilidad financiera y el cumplimiento de las regulaciones de la Oficina Estatal de Preservación Histórica, el equipo todavía está buscando una solución.
La segunda fase que convertirá el Perot Malthouse en un centro residencial y cultural de noventa y dos unidades, incluirá también espacios verdes y acceso al agua. La construcción en el edificio de ladrillo rojo de cinco pisos está programada para comenzar el próximo verano para una apertura a fines de 2023. "Espero ver a la Filarmónica de Búfalo tocar allí", dice Smith sobre esta etapa, que, según apunta, "estará más en sintonía con el público". El proyecto para la tercera etapa no se ha determinado aún, pero el plan es comenzar la construcción a fines de 2024.
La imponente presencia de Silo City fue un telón de fondo tanto para Smith como para Lang mientras crecían durante el nefasto capítulo socioeconómico de Buffalo en las últimas décadas. "Como adolescente que faltaba a la escuela y corría allí, nunca fui consciente de su maravilla arquitectónica", recuerda Lang. El arquitecto considera que un creciente sector tecnológico, la proximidad a diferentes campus médicos y el regreso de los expatriados, son oportunidades para las futuras etapas del lugar. Para Smith, un ritmo lento en sus planes les permite explorar cómo la nueva generación entiende la historia. "Nos estamos tomando nuestro tiempo para que el público redescubra lentamente Silo City", afirma y promete: "Cuando esté terminada, estará en mejor forma de lo que la encontré".
Este artículo fue originalmente publicado en Metropolis.